POR: Iñaki Zubizarreta.

Actualmente soy masajista, pero seguramente algunos me podáis conocer por mi carrera deportiva de quince años de jugador de baloncesto profesional en diferentes categorías hasta llegar a ser campeón de la Copa del Rey en el 98 y desde hace aproximadamente una década por mi labor contra esa lacra social llamada bullying o acoso escolar colaborando y dando imagen a diferentes campañas: como el vídeo del BBVA de “Aprendemos Juntos”, “Se Buscan Valientes” de Mediaset junto al Langui, “Proyecto Bullying” de Cuatro junto a Jesús Vázquez, la campaña de la ACB de “Actuamos Contra el Bullying” y un largo etc…

También he podido cumplir un sueño como el poder ser el protagonista de un cómic titulado “SUBNORMAL” de la editorial Panini. Se está utilizando en educación en el cual narra episodios reales de mi infancia en mi etapa escolar en la que fui un niño que sufrió un acoso escolar extremo hasta el punto de que a muy temprana edad me llevaron a plantearme si vivir merecía la pena al igual que a otros muchos. Por desgracia muchos años después sigue siendo actualidad, también muestra las secuelas que años después se siguen arrastrado de eso que la gente tiende a minimizar diciendo que son “COSAS DE NIÑOS”.

El camino de recuperación no ha sido ni fácil, ni corto, donde la rabia, la ira y el rencor han sido mis compañeros y con el tiempo aprendí que desde esas premisas jamás me podría recuperar y cada vez estaba más perdido. También he aprendido que, si vas solo, por libre el mundo te come y que trabajando en equipo los sueños se cumplen.

Me siento un privilegiado por haber sido capaz de transformar todos esos sentimientos y emociones tan negativas en todo lo contrario y por haber podido sacar siempre la parte positiva de todo hasta el punto que hoy puedo decir que mi vida es un regalo de vida. Privilegiado también por la gente que me he encontrado en el camino, que sin su cariño y apoyo no hubiera sido posible recuperar a ese niño destruido que llevaba en mi interior, al cual no lo dejaron ser simplemente por ser diferente. Historias que como antes apuntaba por desgracia siguen siendo actualidad, no deja de ser una más.

Una parte muy importante para encontrar el camino ha sido el deporte, un mundo exigente, en muchas ocasiones poco o nada amable donde no hay o apenas existen concesiones. Un mundo en donde he conocido el triunfo, la derrota, la frustración, el desamparo, la soledad, el reconocimiento, el error, la lealtad, la traición, la confianza, la amistad, la hermandad… y el amor, no el rosita pastelazo, estoy hablando de amor desde un posicionamiento maduro, sobrio, integro, pleno… en el que el primer amor que tuve que trabajar se llama “Amor Propio”. Fue la base para no solo construir una carrera deportiva decente, sino las bases para poder construir una vida en la cual me he convertido en ese adulto que ese niño que fui hubiese necesitado y no tuvo. Pero sobre todo, en el hecho de haberme convertido en ese hombre que ese niño soñaba con poder ser y del que hoy puede sentirse orgulloso.
En estos años he hecho muchas cosas y la edad nos da una perspectiva del tiempo real en la que somos conscientes que ya no nos queda tiempo para perder el tiempo. En la que nos quedamos con esas personas que a pesar de las adversidades que hayan podido tener que vivir no han perdido su esencia y en la que no hay espacio para la gente vacía. Ya no estamos para perder tiempo en campañas inútiles camufladas en nobles causas y mucho menos en estar con gente que con buenas palabras te utilizan para su propio beneficio.

Los años me han dado cautela a la hora de involucrarme en los proyectos que me puedan ofrecer y solo me implico en proyectos que pueda defender porque creo en ellos. En este punto es donde hace unos años conocí a Ana Salas Lozano, presidenta y fundadora de BEPRO, la cual me contó su proyecto y me enganchó desde el primer minuto. Un proyecto en el que se da lo mejor para que los deportistas puedan compaginar el deporte con los estudios ofreciéndoles oportunidades y recursos que nosotros no tuvimos, para que su etapa deportiva sea lo más productiva y feliz posible tanto a nivel deportivo como personal.

A nivel personal, añadir que para mí es un privilegio poder colaborar con BEPRO junto a Ana Salas, Jesús Pernas y el resto de los mentores y colaboradores dándome la oportunidad de poder ayudar a los deportistas en cómo gestionar sus emociones desde la experiencia de quince años en el deporte de élite. Donde todos y cada uno de nosotros tenemos la posibilidad de dar lo mejor de nosotros mismos complementando y sumando el trabajo conjunto. Desde aquí seguro que con ese sueño que Ana nos ha contagiado conseguiremos asentar unas buenas bases en las generaciones venideras para hacer del deporte y este mundo un lugar mejor para vivir.

A vuestro servicio siempre.

Iñaki Zubizarreta