Observación, diagnóstico, tratamiento y recuperación…

Una jugadora profesional de tenis de 35 años desarrolló un cuadro de dolor en la base del pulgar de la mano derecha, que aparecía al sujetar la raqueta para golpear a la pelota.

El aspecto de la mano era normal, sin cambios inflamatorios ni deformidad aparente en la zona referida. La radiología realizada fue normal y como complemento se solicitó una RM que también se informó sin alteraciones.

Esta situación le provocó un dolor mecánico en la mano, muy incapacitante, que se localizaba en la articulación trapecio-metacarpiana. No podía realizar una buena presa de agarre de la raqueta y con ello la posibilidad de golpear la pelota con eficiencia.

Localización del dolor en la articulación trapecio metacarpiana  

La evolución del proceso se presentaba con dolor, como consecuencia de cualquier gesto de fuerza, que realizara con la mano, impidiendo la posibilidad de entrenar y por supuesto, competir.

Diagnóstico

El aspecto de la mano era normal, sin cambios inflamatorios ni deformidad aparente en la zona referida. La radiografía realizada fue normal y como complemento se solicitó una RM que también se informó sin alteraciones. El dolor, muy incapacitante, se identificó en la articulación trapecio-metacarpiana y al cursar con pruebas normales, se diagnosticó como artralgia por disfunción de la articulación trapeciometacarpiana de la mano derecha.

Radiografía de la muñeca normal.

Resonancia normal de la trapecio metacarpiana.

Tratamiento

La pauta, importante a seguir, fue:

  1. Informar con detalle al paciente de todos estos hechos.
  2. Aplicar todas las terapias indicadas para el tratamiento de esta patología.
  3. Inmovilizar el área, en este caso se inmovilizó parcialmente el pulgar, con una férula termoplástica a la medida.
  4. Aplicar el tratamiento analgésico y antiinflamatorio, asociado a un plan de fisioterapia y una dosis de ácido hialurónico intraarticular, bajo control de radioscopia.
  5. Aplicación de dos infiltraciones de corticoides.

Férula termoplástica para inmovilizar. 

La evolución tras el tratamiento fue lenta, pero con el tiempo mejoraron los síntomas, hasta desaparecer el dolor a los tres meses, consiguiendo la vuelta a su actividad deportiva profesional.

Imagen final al volver a la actividad.

Recordemos que los cuadros de dolor funcional con pruebas normales existen y su tratamiento conlleva el mismo procedimiento que con la lesión evidente.

Espero que el texto pueda seros útil.

Dr. José María Abad Morenilla.